
Ni siquiera los más viejos del lugar, sino algunos de los que muchos llamarían jóvenes, recuerdan perfectamente la existencia de estos arcos u ojos del puente del Henares detrás de la casa de postas que había en la esquina, justo bajando por el puente a la derecha dirección Fontanar.
Han pasado muy pocos años y nos habíamos olvidado de ellos.
Basta con echar un poco de tierra encima de algo para que pase una década y todos, con una pala, nos creamos arqueólogos.
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