
Me senti bien al comprar y poderlo pagar holgadamente. Mejoraron mi ánimo los colores brillantes y el olor a prendas nuevas. Me gustó salir y ver atardecer desde la reluciente pasarela, pero hubo en segundo en que pensé que algo no tenía sentido y me puse a leer y ver cosas en Internet. Me encontré con esto que, desgraciadamente, es verdad:
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