martes, 18 de enero de 2011

Amor eterno

Las costumbres son en general bastante tontas, pero nos habituamos a ellas y luego pensamos que son parte de nosotros. La de los amantes y el candadito es muy reciente y empezó en Roma tras el éxito de la novela Tengo ganas de ti de Federico Moccia.
Pues bien, ha llegado a Guadalajara y ésto es lo que pudo ocurrir el día que pone en el candado, bastante grande, por cierto:

29/12

Ella y él se compraron un candado y como no eran muy caros eligieron uno de buen tamaño. Ella escribió la fecha y buscaron un puente. Pensaron en la pasarela del centro comercial, pero les pareció vulgar; está claro que hay puentes para suicidas y puentes para enamorados. Les gustó más el del barranco del Alamín. Llegaron y nadie se les había adelantado. Lo cerraron y con las manos juntas tiraron la llave hacia atrás intentando atinar en el agua. Eso es lo que dicta el ritual, hacerlo como si tiraras una moneda y quisieras volver a Roma, sólo que encestar en la Fontana di Trevi es más fácil -parece que a los romanos les gusta tirar cosas hacia atrás. El caso es que acertaron. Supongo que lo nuestro durará mientras dure el candado, pensó él. El amor es eterno mientras dura, pensó ella.
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